Otto Preminger: Director de cine


Nacido el 5 de diciembre de 1906 en Viena –por entonces capital del Imperio Austrohúngaro–, Otto Ludwig Preminger era hijo de un magistrado judío. Dispuesto a seguir los pasos de su padre, se licenció en Derecho, en la facultad de su ciudad natal. Ejerció de abogado durante un breve lapso de tiempo –lo que explica el realismo de su film judicial Anatomía de un asesinato–. Pero desde los 17 años combinaba los estudios con su verdadera pasión: el teatro. Al final decidió colgar la toga de abogado y en una compañía teatral de mucho prestigio en ese momento, montó más de cincuenta espectáculos. 
Otto Preminger
Revolucionó el cine de Hollywood porque se atrevió a tocar temas considerados tabú hasta el momento, como la drogadicción o las agresiones sexuales. Su mal genio, y su legendario carácter dictatorial, convertían los rodajes en un infierno para los actores, que sin embargo lograban grandes interpretaciones a sus órdenes. Cuando todo el mundo contrataba actores blancos, él daba papeles a los negros. No había lista de McCarthy que impidiera que fichara a un guionista determinado. El hecho de que a Otto Preminger nadie le decía cómo dirigir sus películas es lo que explica que tenga una impecable filmografía, compuesta por pequeñas joyas y alguna que otra superproducción. Especialmente memorables son sus incursiones en el género negro.

A mediados de los años 30, Hitler llegó al poder en Alemania, y en Austria el futuro no se presentaba nada halagüeño para los judíos. Preminger se resistía a dejarlo todo y empezar desde cero, pero al final vio que no le quedaba alternativa. Decidió probar fortuna en los escenarios de Broadway, aprovechando que los empresarios neoyorquinos le habían tentado alguna vez. No tardó en triunfar al otro lado del ‘charco’ con ‘Libel’, un espectáculo que fue muy popular en su momento. “A los 9 años yo quería ser actor. A los 19 era director teatral. A los 21 fundé un teatro en Viena que lleva mi nombre. Y a los 26 me fui a Estados Unidos. Así, Hitler no tuvo la suerte de encontrarme cuando llegó a Austria”, declaró Preminger.
Escena de Anatomia de un asesinato
 La primera película que consideraba auténticamente suya fue Laura, de 1944, una de las cumbres del género negro, en la que el detective Mark McPherson (Dana Andrews) investiga el asesinato de una mujer (Gene Tierney). Se puede decir que los protagonistas se convirtieron en actores fetiches de la primera época de Preminger, pues repitió con Andrews (¿Ángel o diablo?, Entre el amor y el pecado), con Tierney (Vorágine) y con los dos juntos (Al borde del peligro). Preminger también le sacó jugo a William Holden y David Niven (La luna es azul) y a Robert Mitchum y Marilyn Monroe (Río sin retorno), si bien esta última no le dejó nada convencido. “Trabajar con ella fue como trabajar con Lassie”, comentó el realizador. “Después de 14 tomas, alguna tenía que quedar bien”.
Durante el rodaje de Cara de Ángel –otro gran film-noir– hizo repetir a Robert Mitchum muchas veces una secuencia en la que tenía que abofetear a Jean Simmons. Según el director, Mitchum no se estaba empleando a fondo, pero éste se dio cuenta de que estaba dejándole marcas en la cara a la actriz. Como insistía en que le diera más fuerte, Mitchum se acercó a Preminger y le propinó una fuerte bofetada. “¿Así le parece bien?”, sentenció el actor. Al parecer, después del incidente, Preminger ordenó a Howard Hughes que echaran al actor del rodaje, pero el millonario intercedió por Mitchum, que le caía bastante bien. Por suerte para Preminger, pues el film es una de sus mejores películas, con Jean Simmons como inolvidable ‘femme fatale’. También versionó Preminger la historia de otra ilustre ‘femme fatale’, Carmen –el personaje de Bizet y Merimeé–, que dio lugar al musical Carmen Jones, que se desarrollaba en una fábrica de paracaídas, y estaba protagonizado exclusivamente por actores negros, en una época en la que no se rodaba ningún film que no tuviera a blancos como protagonistas y en un noventa por ciento de los papeles secundarios.
 También arriesgó muchísimo Preminger con El hombre del brazo de oro, un film pionero en su tratamiento de la drogadicción, con un deslumbrante trabajo de Frank Sinatra, como adicto a la heroína, que sale de prisión con el deseo de iniciar una nueva vida. Para Santa Juana –su particular versión de la historia de Juana de Arco– Preminger le dio el papel principal a la debutante Jean Seberg –que aún no había rodado Al final de la escapada–, tras entrevistar a 18.000 candidatas. Durante una de las secuencias clave se desató un incendio en el plató que aterrorizó a la actriz, pero Preminger insistió despóticamente en continuar rodando sin apagar las llamas, hasta que tuvo el plano que quería. Jean Seberg fue también la protagonista de la excelente Buenos días tristeza, donde era una adolescente que intentaba impedir el romance de su padre (David Niven), con una mujer (Deborah Kerr). 
 El film es uno de los grandes trabajos de Preminger, que maltrató más que nunca a los miembros del reparto. “Preminger se comportaba como un rojo y un bocazas. Insultaba sin parar durante todo el día. Todo el mundo estaba aterrado”, dijo la actriz Mylène Demongeot, que interpretaba a Elsa, joven amante del padre de la protagonista. “Es el único director que he conocido que salía de la sala de proyecciones loco de rabia e insultando a todo el mundo”. Según Demongeot, la furia de Preminger “ponía nervioso hasta a David Niven, el más perfecto caballero que haya conocido, incapaz de decir jamás una palabra más alta que otra”. Hasta Seberg acabó odiándole. “No puedo verle ni en pintura”, dijo acerca de él. Divorciado de sus dos primeras parejas, Preminger se casó con una de las actrices de Buenos días tristeza, Hope Bryce, que le acompañó hasta su muerte. Con esta última tuvo dos hijos.
 
Gene Tierney La actriz queinterpreta a Laura
 Uno de sus filmes más impactantes fue Anatomía de un asesinato, con James Stewart, fiscal retirado que defiende a un teniente acusado de matar al tipo que había violado a su esposa. Preminger logró saltarse las férreas normas del código Hays, en su descripción sutil, pero bastante explícita, de la violación. Fue el único film por el que Preminger obtuvo una nominación al Oscar como productor, en la categoría de mejor película. Aunque no se hizo jamás con la estatuilla, también fue nominado otras dos veces, por la citada Laura, y por El cardenal, con Tom Tryon en el rol de un sacerdote que tras ser ordenado va subiendo posiciones en la jerarquía eclesiástica hasta que se convierte en miembro del Colegio Cardenalicio. Se trata de una ambiciosa superproducción, al igual que Éxodo, sobre la fundación del estado de Israel, con un inmenso Paul Newman al mando de un barco mercante con destino a Palestina. Por esta película, Preminger se atrevió a meter en los títulos de crédito al guionista, Dalton Trumbo, que tras ser incluido en las listas negras, llevaba mucho tiempo trabajando bajo pseudónimo.
 Preminger denunció la corrupción política en la obra maestra Tempestad sobre Washington, con un idealista senador (Charles Laughton en su último trabajo) que investiga si el candidato a la secretaría de Estado (Henry Fonda) es digno del puesto. El film bélico Primera victoria –con John Wayne, Kirk Douglas y nuevamente Tom Tryon y Dana Andrews–, y el angustioso thriller El rapto de Bunny Lake son las últimas grandes cintas del cineasta, que se retiraría del cine con El factor humano, adaptación de una novela de Graham Greene. Posteriormente, le fue diagnosticado un cáncer que acabó con su vida, a los 79 años de edad, el 23 de abril de 1986, en Nueva York.





Fuente:http://www.decine21.com/Biografias/Otto-Preminger-15980

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